En relación a la ética, dentro de cada persona se encuentra el ethos, del cual deriva el ser y el ser
profesional, los que se complementan con el fin de lograr en el ejercicio
profesional una toma de decisiones que beneficien al paciente, en este caso
enfocado en el área de la salud. El ser es un reflejo de nuestra forma de ver
la vida, es decir, se relaciona con nuestros principios, emociones,
sentimientos, costumbres e intereses. En cuanto al ser profesional, surge a
partir del ejercicio de la profesión y según Talcott Parsons (1925) corresponde
a un conjunto de roles ocupacionales donde los sujetos en cuestión realizan una
serie de funciones que son valoradas por la sociedad, además de ser
remuneradas. En este último punto sentimos que la definición debería ser más
flexible, pues consideramos que no es necesario recibir dinero para profesar, dado
que eso depende de cada cultura. Por ejemplo, en Chile los bomberos no obtienen
un sueldo, a pesar de que entregan un servicio a la sociedad, a diferencia de otros
países como EE.UU, donde ocurre lo contrario. Por otro lado, en el caso de los
voluntariados, las personas deciden contribuir a la comunidad
estando conscientes de que no serán compensados monetariamente.
Por lo planteado anteriormente, consideramos
que la mejor decisión debe tomar en cuenta tanto nuestro ser y ser profesional
como el ser del paciente, con el fin de obtener buenos resultados durante y
después de la terapia. Para lograr esto, ambos ethos deben estar en sintonía,
dándose a conocer, con el fin de que se complementen para lograr el fin
deseado. Si esto no ocurre es preciso derivar a otro terapeuta, con el que
nuestro paciente se sienta cómodo durante el desarrollo de las sesiones y en
los ejercicios que se le aconsejarán. En síntesis, resulta relevante como futuros
fonoaudiólogos conocer nuestro ser y ser profesional durante este proceso de
formación, dado que no es fácil adquirirlo una vez que comenzamos a ejercer
nuestra profesión.
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