Estimados Lectores
Virtuales:
Se
nos dio la oportunidad de escoger un tema libre en nuestra cátedra de ética
profesional, mirando hacia un futuro profesional decidimos abordar sobre la
vejez desde una mirada ética. Los dejamos con nuestra reflexión y exposición
del tema.
El concepto de bioética es relativamente nuevo pues nace a mitades del siglo XX, a diferencia de la ética y la moral, donde en estas últimas, la primera nació a la par con la filosofía y la segunda siempre ha acompañado al ser humano en su comportamiento y sus decisiones. A pesar de su reciente aparición ha tomado gran relevancia en el mundo contemporáneo, principalmente en el área de las ciencias de la salud, ya que su principal objetivo es el de determinar los procedimientos que conlleven a resolver los conflictos que tan a menudo surgen en esta área. Los principales dilemas bioéticos se dan en torno a: el aborto, la eutanasia, el embarazo adolescente, la vejez, la educación, la experimentación humana, la ecología, la homosexualidad, etc., en los cuales se está en constante deliberación en nuestro país, tomando diversos puntos de vista debido a su gran complejidad.
En la presente reflexión se abordará el tema de la vejez desde un punto de vista bioético así como nuestra relación como futuros fonoaudiólogos con estas personas. El concepto de vejez se define comúnmente como la etapa última de la vida del ser humano. Desde la perspectiva de la edad cronológica este término se considera como el inicio de la jubilación, que en Chile es a los 65 años en el hombre y 60 en la mujer. Por otro lado, en relación al estado de las estructuras anatómicas (sistemas y órganos), la edad biológica propone que la vejez comienza cuando hay un deterioro general de la salud, que se traduce en un aumento de la frecuencia de enfermedades, múltiples discapacidades, alteraciones psicológicas, etc. Por último,según la edad funcional, la vejez comienza cuando se pierde la capacidad del individuo para interactuar con la sociedad. Es por lo dicho anteriormente que el concepto antes mencionado se debe definir considerando la multiplicidad de factores que lo condicionan, y no limitarse a un solo aspecto.
Actualmente, la población correspondiente a este grupo etario ha aumentado considerablemente, esto debido a la disminución de la fecundidad y la prolongación de la esperanza de vida, por medio de los avances tecnológicos en el área de la salud y los nuevos conocimientos que éstos traen consigo. Dicho crecimiento demográfico ha conllevado nuevas problemáticas y necesidades, tales como una mayor dependencia y fragilidad, más soledad y menos redes sociales que los apoyen, menor poder adquisitivo, condiciones económicas y de vivienda deficientes, etc. Como futuros fonoaudiólogos consideramos relevante integrar activamente los conocimientos que adquiramos a lo largo de nuestra formación profesional, con el fin de ser empáticos en los diversos aspectos de la vida del paciente, como lo son el ámbito psicológico, social, cultural, familiar, emocional, entre otros. Por ejemplo, si llega un adulto mayor a nuestra consulta que vive solo se debe considerar que su avance en la terapia será lento, puesto que no va a contar con una estimulación constante, por tanto va a ser fundamental prestarle un apoyo emocional y ser más paciente con los resultados que debiera presentar. Además, hay que adaptar los tratamientos según la persona que se atenderá, puesto que cada uno evolucionará de manera distinta de acuerdo al momento físico o emocional por el cual está pasando.
La bioética, por su parte, plantea cuatro principios fundamentales por los cuales debemos regirnos al momento de ejercer nuestra profesión, especialmente con gente que es más vulnerable, como el caso de los adultos mayores. Estos principios son la no maleficencia, la justicia, la autonomía y la beneficencia, quienes están en constante equilibrio en una toma de decisiones ideal. El primero de ellos se relaciona con que no debieran existir abusos en los que se puedan ver envueltas las personas durante la vejez, ya sean físicos, psicológicos, económicos o negligencias generadas por instituciones o profesionales que se encarguen de tratarlos, por el simple hecho de que se consideren menos importantes por estar en “el ocaso de su vida”. El segundo, se ve vulnerado al momento en que se discrimina o se les limita con prejuicios, como el pensar que vejez es sinónimo de enfermo, razón por la cual el Estado tiene la obligación de proporcionarles las condiciones sanitarias, económicas y sociales específicas de las que son dignos y que tienen por derecho. Con respecto al tercer principio, a los adultos mayores constantemente se les cuestiona si son o no capaces de tomar sus propias decisiones, sin considerar que esto no es condicionante para perder su autonomía, a pesar de que puedan presentar dificultades propias de la edad que mayoritariamente se ven reflejadas en la degeneración de sus sentidos. Por tanto, es una exigencia ética y obligatoria del profesional con el paciente respetar las decisiones que se tomen previo un consentimiento informado en relación a su vida, salud o sobre cómo quieren vivir. Por último, el principio de beneficencia implica aplicar actividades que involucren las capacidades que puedan potenciar en los adultos mayores en pos de terapia exitosa, por lo que el profesional debe poseer los conocimientos y competencias para que esto ocurra.
En síntesis, como futuros profesionales de la salud tenemos la responsabilidad de entregar una atención de calidad para esta población que crece cada día más; no sólo frente a la mejoría de sus disfunciones sino también tomando en cuenta a la persona como un todo y no sólo viendo como problema que resolver. Por otra parte, debemos ser conscientes a la hora de tratar con estos pacientes que son más difíciles de rehabilitar y por ende, el profesional fonoaudiólogo que decida trabajar en esta área debe contar tanto como con una gran vocación como con una especialización que le entregue las competencias adecuadas. Por último, es necesario que les otorguemos apoyo emocional y les ayudemos a desempeñarse lo más óptimamente posible en una sociedad que está llena de prejuicios en torno a la vejez.
Bibliografía
Escribar, A. (2004). Bioética, fundamentos y dimensión prática. (págs. 317-326). Chile: Editorial Mediterráneo.
¡Saludos!